A pesar de que van más de treinta años desde la última vez que Steven Spielberg hizo una película con un guión de Melissa Mathison, esta combinación ganadora genera esta semana otra oferta cinematográfica totalmente mágica.
En esta ocasión, los creadores de “E.T. The Extraterrestial” (1982) se han dado a la tarea de adaptar “The BFG”, novela de Roald Dahl que presenta la amistad peculiar que se da entre una huérfana y un gigante bondadoso que ha decidido no hacerle daño a los humanos. La amistad entre estos dos seres de mundos opuestos es puesta a prueba por la presencia de otros gigantes que no son tan amigables como el personaje titular.
A pesar de ser igual de encantadora que la primera colaboración entre Spielberg y Mathison, “The BFG” probablemente no se convierta inmediatamente en el fenómeno cinematográfico que fue “E.T.”, pues la escala emocional en este filme es mucho menor a la de la odisea de Elliot para lograr que su mejor amigo regrese a su planeta. Pero también tiene que ver mucho con las formas en que Steven Spielberg ha madurado como director.
El filme cuenta con un toque mucho más sutil y ha sido construida como un cuento de hadas delicado en el que la magia reside en los detalles de la historia y no necesariamente en su trama simple y lineal. Estos detalles son exaltados por la maravillosa cinematografía de Janusz Kaminski y otra excelente partitura musical de John Williams. De hecho, el contraste de la música de Williams en este filme con la de sus composiciones para “E.T.” representa perfectamente el credo artístico de Spielberg para esta película. En la primera, la música de Williams va directo al corazón con un arreglo épico. En esta ocasión, el arreglo va en una escala menor, pero no impide que la misma invada los sentidos del espectador de una forma lenta pero segura.
El filme nuevo de Spielberg utiliza toda la tecnología moderna para traer a la pantalla un mundo de fantasía donde hay un gigante solitario que camina las calles de Londres repartiendo sueños, mientras que sus hermanos grandes y abusadores secuestran humanos para ser consumidos de formas abominables. Sin embargo, el tono y el ritmo de la historia requiere el tipo de paciencia que suele eludir al público moderno.
En esta producción, Spielberg le da el mismo énfasis a las escenas donde “Sophie” (Ruby Barnhill) y el gigante titular (Mark Rylance en una transformación actoral bien impresionante) encuentran la forma de comunicarse con conversaciones accidentadas, que a las secuencias repletas de joyas visuales para el público.
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