“Estoy muy orgullosa del increíble hombre que eres y del increíble hombre en el que te estás convirtiendo. Ninguno de nosotros es perfecto, ni nunca lo seremos (entonces siempre necesitaremos paciencia y gracia por los otros), pero tu genuino crecimiento en tu relación con Jesús es evidente en las decisiones que estás tomando diariamente y los buenos frutos que cosechas. Admiro tu carácter y tu integridad. Estás madurando hermosamente y eres más sabio de lo que tu edad indica. Eres muy gracioso y me encuentro a mí misma riéndome sola, recordando algo que dijiste o hiciste. Tu corazón es de oro. Te amo hasta la luna y de vuelta” .