DATOS DE BAJA CALIFORNIA SUR
- De las 283 466 mujeres de 15 años y más que hay en el estado, 55.4% (156 973 mujeres) ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida.
- El 36.2% ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última, a lo largo de su relación y está más acentuado entre las mujeres que se casaron o unieron antes de los 18 años (41.8%), que entre quienes lo hicieron a los 25 años o más (31.3 por ciento).
- En 2017 se registraron 66 defunciones de mujeres por homicidio, el número más alto en los últimos 29 años (1990-2018), lo que en promedio significa que fallecieron seis mujeres por agresiones cada mes. En 2018, ocurrieron 23 asesinatos de mujeres.
Hace 36 años que se celebró en la ciudad de Bogotá, Colombia el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en el que participaron feministas latinoamericanas de México, República Dominicana, Puerto Rico, Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile y Colombia, con el objetivo de intercambiar experiencias y analizar la situación de las mujeres de la región. En dicho encuentro se propuso organizar actos en toda América Latina contra la violencia que sufren las mujeres y declarar el 25 de noviembre el Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer, en memoria de las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, asesinadas en 1960 durante la dictadura de Rafael Trujillo, en República Dominicana.
A la postre, el 17 de diciembre de 1999 la Organización de las Naciones Unidas en su Resolución A/RES/54/134, declaró el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, mediante la cual insta a los gobiernos, instituciones, fondos y programas del sistema de las Naciones Unidas, así como a organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales, a llevar a cabo durante ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer, entendiendo violencia contra la mujer como “…todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Asimismo, ese documento reconoce que la violencia contra las mujeres no es un problema de índole privado, sino social y que “…constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer”.
A poco de cumplirse 20 años de esa resolución, el INEGI mantiene su compromiso de continuar generando información estadística sobre la situación de violencia que enfrentan las mujeres en nuestro país a fin de proporcionar herramientas para el diseño y definición de acciones para prevenir, atender y eliminar la violencia contra las mujeres.
Principales características y condiciones de vida de las mujeres de 15 años y más
Desde principios del siglo XXI se han hecho grandes esfuerzos en el país para producir información que permita conocer qué tan extendido es el problema de la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, a través de encuestas en hogares, que constituyen la fuente por excelencia para brindar información que permita medir la extensión y características de la violencia que se ejerce contra las mujeres.
El INEGI ha coordinado y realizado en cuatro ocasiones la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), la cual constituye el referente nacional y regional y ha sido fuente básica para el diseño y seguimiento de las políticas públicas para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres. Los esfuerzos del INEGI han sido acompañados y apoyados por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y de otras instituciones nacionales e internacionales.
La ENDIREH proporciona información abundante sobre las características de las mujeres de 15 años y más, sus viviendas y hogares, pero sobre todo sobre sus experiencias de violencia, las cuales permiten medir la extensión de la violencia por tipo y por ámbito.
De acuerdo con la ENDIREH, en 2016 en la entidad se registraron 283 466 mujeres de 15 años y más, de las cuales 7.4% (20 793) son menores de 18 años, una cuarta parte (72 709) son jóvenes de entre 18 y 29 años; 114 896 (40.5%) son mujeres adultas jóvenes de 30 a 49 años; 19.0% se encuentran en la etapa adulta y tienen entre 50 a 64 años y finalmente, 7.5% (21 176) son adultas mayores con 65 y más años de edad.
Acceso a la educación y el mercado de trabajo
A finales de 2016, en Baja California Sur 8.0% de las mujeres nunca ha asistido a la escuela a recibir educación, tres cuartas partes (76.6%) han asistido alguna vez, pero no de manera reciente en los últimos 12 meses, mientras que 15.4% asistió de manera reciente a la escuela.
A nivel estatal, la información indica que 95.9% de las mujeres ha asistido a la escuela o trabajado alguna vez en su vida, pero casi dos terceras partes lo hizo en los últimos 12 meses. Sin embargo, los datos muestran que esta situación varía en función de la edad, si las mujeres viven en localidades rurales o urbanas, o bien, si son hablantes de lengua indígena o pertenecen a un hogar indígena, lo que muestra situaciones diferenciadas y de mayor desigualdad.
Los datos muestran diferencias generacionales importantes. Mientras más joven es la mujer, mayor es su participación en ambos ámbitos; no así entre las mujeres de 65 y más años, de las cuales 12.9% nunca asistió a la escuela.
En cuanto a los patrones culturales, las mujeres hablantes de lengua indígena o que pertenecen a un hogar indígena, han tenido menor acceso a la educación y al trabajo remunerado, lo mismo que quienes residen en localidades rurales (menores de 2,500 habitantes) y las mujeres separadas, divorciadas o viudas. Sin embargo, son las mujeres actualmente casadas o unidas quienes menos trabajaron de manera remunerada en los últimos 12 meses.
La participación de las mujeres depende, en gran medida, de los patrones culturales de género, de las condiciones socioeconómicas de las familias, de la edad de la mujer, del entorno inmediato y territorial de la entidad en que residen y también de la disponibilidad de recursos institucionales y económicos.
Sin duda, una característica importante a tener en cuenta es la situación conyugal de las mujeres y la condición de relación de pareja, en el caso de las solteras. Del total de mujeres de 15 años y más, el 92.6% mantiene o mantuvo una relación de pareja, ya sea por unión o matrimonio (59.3% están actualmente casadas o unidas y 19.3% actualmente están separadas, divorciadas o viudas de su última relación con quien estuvieron casadas o unidas), o bien de pareja o noviazgo sin cohabitar (14.1 por ciento); y solo 7.0% no ha tenido ninguna relación de pareja.
- LA SITUACIÓN DE LA VIOLENCIA EN 2016
Los resultados de la ENDIREH permiten determinar la prevalencia de la violencia entre las mujeres de 15 años y más. A partir de esta información es posible afirmar que la violencia contra las mujeres es un problema de gran dimensión y una práctica social ampliamente extendida en la entidad; 55 de cada 100 mujeres de 15 años y más, residentes en Baja California Sur, han experimentado al menos un acto de violencia de cualquier tipo, ya sea violencia emocional, física, sexual, económica, patrimonial o discriminación laboral, misma que ha sido ejercida por diferentes agresores, sea la pareja, el esposo o novio, algún familiar, compañero de escuela o del trabajo, alguna autoridad escolar o laboral o bien por amigos, vecinos o personas conocidas o extrañas. Es decir, 156 973 mujeres han sido sujetas a actos violentos y discriminatorios alguna vez, a lo largo de su vida.
La violencia total de cualquier agresor (55.4%) se refiere a la proporción de todas las mujeres de 15 años y más, que hayan declarado al menos un acto de violencia de pareja, de cualquier otro agresor distinto a la pareja, discriminación en el trabajo en el último año y discriminación por embarazo en los últimos 5 años.
La violencia de pareja considera a todas las mujeres de 15 años y más que tienen o hayan tenido al menos una pareja a lo largo de su vida.
La discriminación en el trabajo por razones de embarazo considera a las mujeres de 15 años y más que hayan trabajado en el periodo de octubre de 2011 a octubre de 2016 y la discriminación en el trabajo incluye a todas las mujeres de 15 años y más que trabajaron como asalariadas (empleadas, obreras o jornaleras) durante los 12 meses anteriores a la encuesta.
Asimismo, 97 069 mujeres (34.2%) señalaron que al menos una agresión de tipo emocional, sexual, físico o económico ocurrió en los 12 meses anteriores a la entrevista, es decir, entre octubre de 2015 y octubre de 2016. Así, 44 724 mujeres fueron sometidas a algún tipo de intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual, que van desde señalamientos obscenos, que las hayan seguido en la calle para intimidarlas sexualmente, hecho propuestas de tipo sexual, o bien, que directamente las hayan manoseado sin su consentimiento o hasta violado.
Prevalencias[1] totales de violencia contra las mujeres de 15 años y más, por periodo de referencia, Tabla 3
según tipo de violencia |
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Total de mujeres de 15 años y más | Periodo de
referencia |
Prevalencia total de violencia contra las mujeres | Prevalencias totales por tipo de violencia1 | |||
Violencia Emocional | Violencia Económica y Patrimonial2 | Violencia Física | Violencia Sexual | |||
283 466 | Alguna vez en su vida | 156 973 | 117 295 | 67 014 | 70 113 | 85 962 |
55.4 | 41.4 | 23.6 | 24.7 | 30.3 | ||
Últimos 12 meses | 97 069 | 67 342 | 38 747 | 23 169 | 44 724 | |
34.2 | 23.8 | 13.7 | 8.2 | 15.8 | ||
1 Incluye violencia por parte de la pareja actual o última y de otros agresores de los ámbitos escolar, laboral, comunitario y familiar.
2 Incluye violencia por parte de la pareja, de la familia, discriminación en el trabajo y por razones de embarazo. |
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Fuente: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, 2016. |
La información indica que 36.2% de las mujeres que tienen o tuvieron al menos una relación de pareja -ya sea de cohabitación por medio del matrimonio o la unión de hecho, o bien alguna relación de pareja o noviazgo sin vivir juntos- ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última a lo largo de su relación.
Por otra parte, cuatro de cada 10 mujeres (42.0%) sufrió violencia por parte de algún agresor distinto a la pareja, ya sea en el trabajo, la escuela, algún lugar público, por compañeros de la escuela o del trabajo, maestros, autoridades o patrones, familiares, conocidos, o extraños en diferentes espacios.
En cuanto a la violencia que experimentaron las mujeres en los 12 meses anteriores a la encuesta, entre octubre de 2015 y octubre de 2016, de cada 100 mujeres, 34 fueron víctimas de algún acto violento, principalmente de tipo emocional, sexual y discriminación en sus centros de trabajo. En el caso de la violencia emocional el perpetrador es principalmente la pareja o ex-pareja última, mientras que la violencia sexual ha sido ejercida por diversos agresores distintos a la pareja.
Las mujeres jóvenes, más expuestas a los abusos
Las mujeres que se encuentran más expuestas a la violencia de la pareja o de cualquier otro agresor son las jóvenes y de edades medias entre 20 y 39 años, particularmente entre aquellas de 20 a 24 años, ya que 64 de cada 100 mujeres de esas edades han enfrentado al menos un episodio de violencia o abuso.
Es particularmente relevante la violencia sexual que han enfrentado las mujeres jóvenes entre 18 y 29 años; en estos grupos, cuatro de cada diez han sido agredidas sexualmente. Asimismo, las adolescentes de 15 a 17 años presentan niveles altos de violencia sexual, emocional y física y, a su edad, ya han sido víctimas de abusos de diversa índole.
Múltiples violencias, diversos agresores
Para acercarnos a una comprensión más amplia de las diversas agresiones a las que han estado y están sometidas las mujeres, es necesario revisar los diferentes ámbitos por los que indaga la ENDIREH.
Para ello se agruparon en tres grandes categorías: violencia de pareja, de otros agresores (violencia en la escuela, trabajo, comunitaria, familia) y discriminación en el trabajo. Lo anterior permite señalar que, si bien, 55 de cada 100 mujeres fueron víctimas, al menos una vez, de cualquier tipo de abusos, incluyendo la discriminación, al combinar las dimensiones que lo integran, se aprecia que el 32.0% ha recibido agresiones, o bien solo de la pareja (13 de cada 100), o solo de otro agresor (17 de cada 100), mientras que una menor proporción (1.8%) solo fue discriminada en el trabajo. El restante 23.3% ha sido violentada por distintos agresores, incluyendo a su pareja o ex-pareja.
Es decir, del total de mujeres con violencia al menos una vez en su vida en cualquier ámbito, el 57.8% solo fue agredida por un tipo de agresor; mientras que el restante 42.2% por diferentes tipos de agresores.
En el periodo reciente, de los 12 meses anteriores a la encuesta, una cuarta parte de las mujeres fue violentada por la pareja y por algún otro agresor.
Ello muestra que las mujeres están sometidas a agresiones múltiples, que se ejercen por diversos agresores, desde los más cercanos hasta por extraños o ajenos a su espacio y relaciones cercanas.
Las uniones o matrimonios tempranos y las causas de la unión
Entre algunos de los factores que tienen impacto en la vida de las personas y en las relaciones de pareja y sobre su dinámica, se ubican la edad a la que se casaron o unieron por primera vez, así como el número de uniones o matrimonios.
Es relevante señalar que una proporción importante de mujeres se casan o unen a edades tempranas, lo que tiene un impacto notable en su vida y en la forma de relacionarse con su pareja. Por un lado, limita su desarrollo y constituye un obstáculo para su autonomía, pero particularmente incide en la falta de oportunidades y opciones que tienen las mujeres para continuar su formación, así como la persistencia de los patrones de género, que continúan confinando a las mujeres a la “casa” como finalidad, para desempeñar los papeles de esposa-madre-cuidadora.
El 26.3% de las mujeres de 15 años y más se casó o unió por primera vez antes de los 18 años, y antes de cumplir 20 años, cerca de la mitad estaba cohabitando con una pareja. Antes de cumplir 25 años, el 79.7% estaba casada o unida por primera vez.
Entre las causas por las que las mujeres se casaron o unieron destacan dos eventos importantes: si bien, la mayoría (83.9%) lo hizo por su propia voluntad, 8.9% decidieron casarse o vivir juntos porque se embarazó y 4.0% querían irse o salirse de su casa.
Dos o más uniones
Otro elemento a tener en cuenta es el número de uniones o matrimonios que tienen las mujeres en su historia, y es muy significativo que entre las sudcalifornianas, la mayoría (82.4%) solo ha estado casada o unida una vez y 18 de cada 100 se ha casado o unido al menos dos veces. Esta proporción es mayor entre quienes se encuentran separadas o divorciadas, donde alcanza al 15.2% de las mujeres; entre las que están actualmente unidas es de 17.8% y entre quienes enviudaron de 9.7 por ciento.
Las prevalencias específicas de violencia de pareja, tomando como referencia estas dos situaciones, muestran que:
- La violencia por parte de la pareja está más extendida entre las mujeres que se casaron o unieron antes de los 18 años, que entre quienes se casaron por primera vez cuando tenían 25 años o más. De las mujeres que se casaron antes de llegar a la mayoría de edad, 41.8% han enfrentado violencia por parte de su pareja, mientras que aquellas que lo hicieron a una edad más avanzada, la proporción de quienes han experimentado violencia por parte de su pareja es de 31.3 por ciento.
- Una proporción más amplia de mujeres que se han unido dos o más veces enfrenta violencia por parte de su pareja (44.0%), en comparación con aquellas que solo han tenido una unión o matrimonio (34.6 por ciento).
VIOLENCIA QUE MATA
En el trienio de 2016-2018 se registró el fallecimiento de 10 456 personas, de las cuales 37.7% eran mujeres. Del total de defunciones, las ocurridas por causas accidentales y violentas ascendieron en promedio anual a 639 personas, es decir 18 de cada 100 decesos.
En 2016, del total de defunciones accidentales y violentas, el 47.0% fue por homicidio, para 2018 el valor es de 35.8 por ciento.
En 2018, de las muertes accidentales y violentas registradas, 52.1% se debió a causas accidentales y 47.9% (226 personas), fallecieron por la violencia intencional infligida en su contra por otras personas o por sí mismas, con la intención de provocar un daño letal.
El número de mujeres asesinadas durante 2017 (66) es el más alto de los últimos 29 años -1990 a 2018- por encima del valor registrado en 2015 (22). En 10 años (2009-2018) se duplicó el número de mujeres fallecidas por agresiones intencionales, ubicándose en 184, en comparación con los 71 casos ocurridos entre 1990 y 2008.
Una mirada a los últimos 29 años
Al revisar las defunciones por homicidio ocurridas en el periodo 1990-2018 y agruparlas por intervalos sexenales, el número de mujeres que murieron por agresiones intencionales en los periodos 1990-1994, 1995-2000 y 2001-2006 se ubicaron en el orden de 8 a 29. Sin embargo, durante 2007-2012 se registró el asesinato de más de 45 mujeres, llegando en el sexenio 2013-2018 a 149.
En los últimos 9 años, de 2007 a 2018, ocurrieron la tercera parte de los homicidios, tanto de hombres como de mujeres, del total de los registrados a lo largo de los últimos 29 años.
Defunciones por homicidio registradas a nivel nacional por sexo de la persona Tabla 2.2 | ||||||||||
fallecida, según período | ||||||||||
1990-2018 | ||||||||||
Defunciones | ||||||||||
Total 1990-2018 | 1990-1994 | 1995-2000 | 2001-2006 | 2007-2012 | 2013-2018 | |||||
Total | 2 078 | 93 | 176 | 171 | 264 | 1 374 | ||||
Hombre | 1 822 | 85 | 147 | 146 | 219 | 1 225 | ||||
Mujer | 255 | 8 | 29 | 24 | 45 | 149 | ||||
No especificado | 1 | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | ||||
Distribución porcentual de las defunciones | ||||||||||
Total | 1990-1994 | 1995-2000 | 2001-2006 | 2007-2012 | 2013-2018 | |||||
Total | 100.0 | 4.5 | 8.5 | 8.2 | 12.7 | 66.1 | ||||
Hombre | 100.0 | 4.7 | 8.1 | 8.0 | 12.0 | 67.2 | ||||
Mujer | 100.0 | 3.1 | 11.4 | 9.4 | 17.7 | 58.4 | ||||
No especificado | 100.0 | 0.0 | 0.0 | 100.0 | 0.0 | 0.0 | ||||
Fuente: INEGI. Estadísticas de mortalidad. Defunciones por Homicidio, 1990-2018. | ||||||||||
Incremento de un periodo a otro | ||||||||||
Total | Hombres | Mujeres | ||||||||
1994-2000 | 15.4 | 4.2 | 150.0 | |||||||
2000-2006 | -13.3 | -12.0 | -20.0 | |||||||
2006-2012 | 53.8 | 59.1 | 25.0 | |||||||
2012-2018 | 322.5 | 317.1 | 360.0 | |||||||
Nota: Se toma como referencia el último año de cada periodo para estimar el incremento.
De acuerdo con el promedio anual de defunciones por homicidio registradas en cada periodo, el más bajo se observa en el sexenio 1990-1994, tanto para hombres como para mujeres; por el contrario, el más alto ocurrió en los últimos seis años (2013-2018).
En suma, los últimos 6 años constituyen el período de mayores defunciones por homicidio en la historia reciente del estado.
Para comparar de manera estandarizada las defunciones, se utilizan las tasas brutas de defunciones que se calculan tomando como referencia el número de muertes de la población de interés ocurridas o registradas en un determinado año, divididas entre el total de esa población estimada para el año de referencia y multiplicada por 100 mil.
A lo largo de los últimos 29 años, se pueden observar dos etapas importantes:
- 1990-2013, se caracteriza por una relativa estabilidad en cuanto a las defunciones por homicidio, las tasas anuales se mantuvieron, en promedio, en 6 defunciones por cada cien mil habitantes de la entidad, con un aumento en 2011 que alcanzó 9 homicidios. En el caso de las tasas de mujeres se mantuvieron entre 0.0 y 4.3, mostrando mayor estabilidad que entre la de hombres.
- 2014-2018, este periodo se caracteriza por un repunte abrupto de las defunciones por homicidio, pasando de 12.4 en 2014 a 87.6 en 2017; para 2018 la tasa total se ubica en 21.9 homicidios por cada cien mil habitantes.
Como se aprecia en el gráfico, de 1990 a 2014 los homicidios de mujeres habían estado menos sujetos a los cambios de contexto o coyunturales, con ligeras variaciones, revelando que se trata más de una expresión estructural originada por los patrones de género. A partir de 2015 se observa un aumento significativo de los asesinatos hacía las mujeres. Sin duda, los momentos de mayor violencia homicida contra las mujeres se ubica en 2017.
Jóvenes, la población más expuesta a la violencia extrema
Una de las características más importantes a tener en cuenta para el análisis de la violencia extrema es la edad, ya que, derivado de los patrones de género, ésta constituye un factor determinante.
Del total de defunciones por homicidio de mujeres ocurridas en 2018, más de la mitad (52.2%) corresponde a mujeres menores de 30 años, mientras que entre los hombres de las mismas edades es de 38.4 por ciento. Es decir, las mujeres jóvenes son las más expuestas a la violencia extrema, incluso más que entre los hombres de ese grupo etario.
La saña, distintivo de la violencia feminicida
De acuerdo con la Ley General para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, se deberá entender por violencia, “…cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público.” Asimismo, determina que la violencia feminicida, es la forma extrema de violencia, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.
Los datos muestran que las mujeres son asesinadas con mayor violencia y saña, en eventos donde se utilizan medios que producen mayor dolor, prolongan su sufrimiento antes de morir y sobre todo conllevan la aplicación de la fuerza corporal para someterlas.
De acuerdo con la información disponible sobre el medio o arma utilizada para causar la muerte de la persona, se aprecia que el medio más utilizado son las armas de fuego. Sin embargo, existe una diferencia relevante por sexo, ya que mientras los homicidios contra los hombres han sido perpetrados en su mayoría con arma de fuego, en el orden de 75 de cada 100 en 2018, entre las mujeres fue de 56.5 por ciento. En cambio, 44 de cada 100 mujeres fueron estranguladas, ahorcadas o sofocadas, ahogadas, quemadas, golpeadas con algún objeto o heridas con arma punzocortante; la proporción es mayor que entre los hombres (19.9 por ciento).
No obstante, esta diferencia, llama la atención el cambio que se observa en el uso de armas de fuego para perpetrar la agresión letal, ya que mientras en el 2010 las defunciones por homicidio contra mujeres por este medio fueron de 10.0%, para 2018 alcanza a seis de cada 10.
Las defunciones por homicidio de mujeres y los feminicidios
El concepto de feminicidio surge en medio de la difícil crisis de mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua en los albores del siglo XXI, como una categoría para analizar la desigualdad de género y las consecuencias extremas de la misma, en la vida de las mujeres.
Por ello, el primer avance para su reconocimiento aparece con la promulgación de la Ley General para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en 2007, con el reconocimiento legal de la “violencia feminicida”, que de acuerdo con esta “…es la forma extrema de violencia, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres…”
El feminicidio, no solo se trata de un homicidio de mujeres, sino ante todo es la expresión más brutal del patrón de género que es permisible y poroso ante la violencia contra las mujeres.
Por ello, para contribuir a garantizar que las instituciones reconozcan y castiguen los asesinatos de mujeres, en 2012 se aprobó una Reforma al Código Penal Federal, en el que se establece el Delito de feminicidio y se definen los criterios para investigar y determinar si tal homicidio de una mujer corresponde a un feminicidio, si al menos cumple con uno de dichos criterios. Desde entonces, las entidades federativas han incorporado en sus propios Códigos Penales ese tipo penal, no sin tropiezos y limitaciones para su aprobación, adoptando o adaptando el ya reconocido a nivel federal.
Artículo 325. Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:
- La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
- A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
III. Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
- Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
- Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
- La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida;
VII. El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.
Actualmente contamos con dos fuentes de información que dan cuenta, por un lado, sobre las muertes por agresiones intencionales (homicidios) de mujeres, desde la perspectiva de las Estadísticas de defunciones, que registran el hecho vital del fallecimiento de una persona y la causa específica y características del deceso, el cual es registrado en el Certificado de defunción[2].
Por el otro lado, se encuentra la información que generan las instituciones de procuración de justicia que califica la autoridad como tales, y las víctimas de dichos delitos en donde la autoridad califica las conductas como delitos específicos y determina las víctimas. En este caso, la información la reportan las Fiscalías y Procuradurías de Justicia cuando se denuncia un delito, como es el caso de los homicidios de mujeres que podrían ser calificados como feminicidios, una vez agotadas las diligencias del caso.
Al comparar la información proveniente de las estadísticas vitales, correspondientes a las defunciones por homicidio (agresiones intencionales), con los casos registrados como feminicidio en las Procuradurías, destaca que, en la entidad, no tiene clasificado ningún feminicidio en 2017, tal como se muestra en el cuadro siguiente.
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